Quizá olvidemos lo "más importante". Sin duda, ante las "pruebas" y los
tropiezos de nuestra peregrinación nos preguntamos ¡tantas veces! por la
fecundidad y el valor de nuestras acciones. Entonces nos interrogamos
acerca de ellas y, sobre todo, cuáles sean y cuál su lugar. Arriban las
dudas y las apuestas: esto es mejor o peor que aquello; aguardábamos
mejores oportunidades (que nunca llegan) o reconocimientos siempre
insuficientes... Pero ¿en qué termina todo eso? ¿Qué es lo que en verdad
vale y más allá de los caprichosos aplausos de la multitud, cuando la
hay? En efecto, volvemos a la vida oculta, que es la realidad. Allí
germina otra cosa, otra cosa se da. Allí aparece fecunda, en verdad, la
lucha de Antonio en el Desierto. Es la "hora" que el Señor nos llama a
velar con Él. Las acciones verdaderas son, precisamente, las que más nos
acercan y asemejan al Salvador, y que -generalmente- no son elegidas.
Esas que nos parecen desprovistas de todo valor y de toda "vistosidad",
esas que... "pasan todos lo días" y "a cada rato", a las cuales no damos
demasiada importancia. Esas son las "obras mayores". Y no es cuestión
de "demostrar nada". Entremos en el gran desierto, en el Huerto de los
Olivos, y dejemos que Él nos lleve a "ese" lugar... Más allá del
espacio, más allá del tiempo de los relojes y de los almanaques...
viernes, 14 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Más hondo...
Así es nuestra peregrinación. La vida está escondida. Es más profunda siempre. ¿Qué nos ocupa ahora? ¿Las hojas muertas o la tierra viva?
Entra, pues, en tu corazón -oculto- y gózate en la realidad que no puedes medir... Eso sí, no te fatigues pretendiendo que la débil alfombra sea un fuerte camino. Reposa en la Verdad escondida y sigue sin temor. El Señor está contigo.
Alberto E. Justo http://flordelyermo.blogspot.com.ar/
viernes, 7 de diciembre de 2012
Más allá...
Vienen aquellos, aquellos vienen, tentando un camino nuevo. No, no saben por dónde, ni saben por qué... Simplemente vienen, porque primero fueron y no alcanzaron la soñada cima, más allá del gran desierto.
Vienen buscando lo que no encuentran. Tal vez otros horizontes, quizá otros mares, más lejos, más lejos. Por eso vuelven, vuelven por eso: porque ya no hay lugares, ni zonas, ni cerca, ni lejos...
Un solitario silencioso, sufriente como ellos, les señaló una gruta, un paso con sus riesgos.
¡Quedáos aquí -dijo- que se acaba el tiempo! Enfrentad las tormentas y los pesares. No hay refugios ni consuelos...
Sólo una noticia, que con mi corazón os dejo: Todos estáis llamados a la vida y al cielo.
Alberto E. Justo
martes, 4 de diciembre de 2012
Un Cartujo habla
"... A todos los hombres nos falta, a la vez, confianza y delicadeza. No
estamos nunca bastante seguros de Dios, ni bastante preocupados por ser
fieles a su amor hasta en los últimos detalles. Sin embargo, es cierto
que hay almas a las que les falta, sobre todo, confianza y a otras a las
que les falta, sobre todo, delicadeza y generosidad. Pues bien, también
por estas últimas Dios se ha encarnado bajo la forma de un niño."
Un Cartujo "Felices los que creen" Monte Carmelo 2009. P 60
Publicado por
Alberto E. Justo http://flordelyermo.blogspot.com.ar/
Un Cartujo "Felices los que creen" Monte Carmelo 2009. P 60
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